"Teosofía y Rosacruz"
-¿De qué estamos hablando?-
Cuando nos toca tratar estos temas, algún indignado fanático, de la Teosofía, nos salta con que la Rosacruz ha surgido de la Teosofía y no le faltaría razón si la mayoría de lo que, actualmente, se denomina como rosacruz fuese en verdad heredero de la verdadera Rosacruz original Protestante del Siglo XVII.
Como todos ustedes conocen, o más bien deberían de conocer, a nosotros no se nos caen los anillos por eliminar y bloquear a todos aquellos que, como un resorte, saltan contra nuestro trabajo con juicios de valor mandándonos a leer una literatura, la teosófica, que en verdad ya hemos leído. Ese es, principalmente, el verdadero motivo por el que podemos hablar de ello con tranquilidad y propiedad, sin miedo a hacer el más fastuoso de los ridículos.
La Teosofía tuvo la virtud, que es de agradecer, de divulgar a los cuatro vientos el término "Rosacruz"; pero nada más, pues más bien, a nivel de enseñanza, a ésta, la Teosofía añadió un montón de ideas extrañas más propias de la Ciencia Ficción o de la Fantasía de Espada y Brujería, provocando una extraña suerte de interferencia que enmascararía sus verdaderas Enseñanzas contenidas en los tres manifiestos rosacruces conocidos, las Bodas, la Fama y la Confessio.
Nadie pone en duda, yo nunca lo hice ni lo haré, la importancia cultural que tuvo, en su época, la Teosofía de Madame Blavatsky ni la innegable influencia que tuvo en todo su entorno y más allá. Hasta tal punto esto es cierto que permeó hasta las capas más profundas de la propia Masonería y permitió la proliferación de cientos de movimientos rosicrucianos hasta nuestros días. Decimos rosicrucianos, con todo el respeto; pero ateniéndonos a la verdad de que las rosacruces teosóficas, en origen, poco o muy poco tuvieron que ver con la verdadera Rosacruz, luterana y calvinista, del Siglo XVII.
Ciertamente, nunca lo desmentiremos, grandes personajes de los Siglos XIX y XX y que hoy conocemos como verdaderos maestros rosacruces, como Franz Hartman, creador de la Rosacruz Esotérica, o el muy afamado Rudolph Steiner, comenzaron su Camino Rosacruz de la mano del rosacrucismo teosófico.
Así venimos hablando de que casi todos los fundadores de los movimientos rosicrucianos, vamos a llamarlos actuales, tuvieron algo que ver, en sus inicios, con la Sociedad Teosófica de Blavatsky y el Coronel Olcott. Así tenemos que tanto Max Heindel como Spencer Lewis, antes de embarcarse en sus respectivos constructos rosicrucianos, al igual que los mencionados Hartman y Steiner, pertenecieron a la Sociedad Teosófica.
Ese tufillo teosófico aún queda en organizaciones tan importantes, para la Enseñanza Rosacruz, como es el Lectorium Rosicrucianum, natural heredera de la Rosicrucian Fellowship del Señor Heindel; muy a pesar de que puede decirse, sin equivocarnos, que es la Institución Rosicruciana moderna que más ha hecho por restablecer las verdaderas Enseñanzas Rosacruces originales con su ascendencia gnóstica de los primitivos cristianos.
Otra cosa que nos parece muy bien es que la Institución, nos referimos a la misma Rosacruz Áurea, nunca negó su origen teosófico; pero eso no significa que siga siendo una Organización Teosófica a pesar de que conserve mucho de todo lo bueno que la teosofía ha aportado al Rosacrucismo actual; pero para hacer honor a la verdad, la deriva del Lectorium hacia la Rosacruz Original ha sido tan importante que su origen teosófico ha terminado quedando en un muy segundísimo Plano, al quedar enmascarada tanta fantasía por la fastuosa claridad, tanto de la verdad histórica como de la verdad incontestable de que la Rosacruz fuera un Movimiento reformista, tendente al retorno del Cristianismo gnóstico original, dentro de la propia Reforma Protestante y aquellos que nos intentan negar ésta verdad, denominándonos ignorantes y aconsejandonos leer una literatura que hace ya, mucho tiempo, que leímos y dejamos apartada por inapropiada, son los verdaderos ignorantes que deberían de darse un buen baño en ácido para eliminar su gruesa corteza de fanatismo e incultura.
Aralba R+C
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