miércoles, 15 de noviembre de 2023

21.- Dándole la vuelta a la Humanidad

  "Regalo Navideño del Colegio Invisible de la Rosacruz"


-Dándole la vuelta a la Navidad-


Sin que sirva de precedente, éste año de 2022, todos nuestros amigos recibirán, con ésta reflexión, nuestro Regalo Navideño.


La Navidad fue creada por los Padres de la Iglesia y utilizada por los gobernantes para proporcionar unos días de asueto y distracción a sus ciudadanos. En realidad, para el Cristianismo verdadero, el original, el gnóstico, el que predica nuestro "Colegio Invisible de la Rosacruz", la Natividad de Cristo, en nuestros corazones, se celebra cada uno de los días de nuestra Vida. Todos los días, nuestra Personalidad debería de comprobar cómo le va al Niño Dios y si requiere de algún cuidado especial. Eso, no lo hacen, ¿Verdad?, Pues muy mal hecho.


Celebrar, exclusivamente, en estas fechas la Natividad del Señor, no está bien y a los únicos que beneficia son a las iglesias oficiales que se llenan con sus feligreses, a los grandes almacenes que, paradógicamente, hacen su agosto y a los gobernantes que, por unos días, sus subalternos se desvinculan de la política y se desbordan de alcohol y jolgorio; además de vaciar sus alforjas a manos llenas.


No, es imposible que podamos disfrutar, con alegría contenida, en estas fiestas, porque descubrimos en ellas, no solo una enorme carga de hipocresía sino también la descripción más apropiada del término Romano "Pan y Circo". Sí, démosle al Pueblo con qué entretenerse y que llenen sus buches con cochinillo, pierna de cordero y abundante pavo.


Son, extraordinariamente, muchos los fallecimientos que se producen tras las opíparas cenas de Noche Buena y Noche Vieja; sobre todo, entre gentes ya muy mayores y que deberían de cuidar, un poquito, su ingesta alimenticia vespertina.


¿Como podríamos, siendo gnósticos frugales, estar de acuerdo con estas festividades cristiano-paganas?. Estas fiestas solstilciales, tal y como se celebran, con jolgorio, bullicio y abundante ingesta de alcohol, son más propias de las orgías Saturnales o Dionisiacas que del festejo del acontecimiento más importante de nuestras vidas: {El Nacimiento del Niño Dios en la Gruta insondable de nuestro Corazón}. Eso sí que merece de celebración; pero no solo de una noche al año sino todos los días de la vida, al despertarnos y conocer que tenemos un día más para que Cristo nos acompañe y pueda transformarnos, interiormente, mediante el Proceso de Christificación.


Cristo, para nacer, necesita de unos padres naturales, nuestra bipolaridad y que son María y José; representantes de nuestra herencia masculina y femenina. Todos, en nuestro organismo, tenemos algo de XX, María y de José XY; es decir, Cristo necesita de nuestros cuerpos bipolares para poder nacer; pero también de la energía calórica animal representada por la presencia de la Mula y del buey junto al pesebre. Cristo necesita nacer, para tener presencia en el Mundo, de un cuerpo vivo animal, nuestro Cuerpo Personalidad, representado por José, María, El Buey, la Mula y el Niño en el pesebre. 


Los pastorcillos son los primeros que se enteran del nacimiento de Dios en el mundo; representando la inocencia, que se precisa para que ese nacimiento pueda ser visible. En tanto que sin inocencia, la gruta de Belén habría permanecido cerrada y el Nacimiento, ni habría sido público ni testimonial.


La estrella de Belén, no es un astro del firmamento estrellado, es la Luz de la Gnósis del Pleroma que conduce a los magos de Zoroastro, venidos de Caldea, a ver al Niño Dios que acaba de nacer; pero eso sí, primero fueron los pastorcillos. Los Magos, que no Reyes, eso sí, vinieron prevenidos por el Ángel del Señor, porque las fuerzas del Mundo, Herodes, a la espera del Nacimiento de Cristo, solo buscan su destrucción. La Gnósis y el Nacimiento de Dios en éste Mundo son una anomalía innatural y el Cuerpo, sus defensas se rebelan; en tanto que si Dios nace como Rey en el Mundo, el resto de poderes, ipsofacto, pierden su poder al tener, estos, que rendir cuentas al Rey de reyes.


Son magos porque así se hacían denominar los sacerdotes zoroastricos de la vieja Caldea. Sacerdotes versados en las ciencias y en las artes mágicas como las matemáticas, la geometría, la Física o Magia, la alquimia o química y la astronomía o astrología.


No se conoce la cantidad de los magos que llegaron frente al pesebre; pero se conoce que fueron más de dos y, nunca menos de uno. Ellos traen de Oriente a Cristo, el Niño Dios recién nacido, Oro, Incienso y Mirra.


El Oro representa el Poder del Pleroma sobre el Mundo; en tanto que el Oro no es natural de éste Mundo sino que procede de las estrellas, de las explosiones estelares. Éste Oro representa que Cristo toma el Poder del Mundo para encauzarlo y conducirlo, como nuevo Rey hacia su Destino Celestial.


También recibe, como ofrenda incienso, que representa al fuego y el aire necesarios para que su agradable aroma pueda manifestarse. Un Aroma que tampoco es el habitual en cualquier hogar; sino que era, entonces, algo reservado para nobles, reyes y emperadores. Una distinción más, con la que intentar demostrar, la pleitesía de la sabiduría de los sabios humanos y de su Ciencia a la Gnósis divina allí manifestada, procedente del Pleroma, en aquel niño sonriente del pesebre.


El Oro representa la tierra, lo material, el incienso, en su vertiente activa, representan tanto al aire como al fuego y no podía faltar la parte acuosa representada por el tercero de los presentes de los magos de oriente, la oleosa mirra que aún representando la parte acuosa, de los cuatro elementos, no es una esencia acuosa o alcohólica, en sí, sino un óleo, un aceite, la mirra; representación, del mismo modo que el oro y el incienso de un presente, similar al agua; pero de otro Mundo, de otro Plano diferente de existencia. De uno mucho más elevado y, por lo tanto sagrado.


Así, la inocencia de los primeros pastorcillos daba paso a la majestuosidad de la Sabiduría; porque la Gnósis de Cristo es esa majestad real que solo puede ser contenida en odres sencillos y cargados de inocencia.


Los magos de Oriente retornan a su Caldea Natal por un camino diferente con el fin de que las huestes de éste Mundo, que desean la destrucción de la Gnósis, antes de su nacimiento, no descubran rastro alguno de que Cristo, Dios ha nacido en una escondida gruta en Belén, el Corazón del Hombre.


Espero, de corazón, que disfruten, de estas fiestas; pero recuerden que estás fiestas oficiales, de las diferentes iglesias, jamás representaron a los gnósticos cristianos y nada tienen que ver con su profundo significado simbólico y que nos cuenta el sentimiento profundo que deberíamos de tener, cada día, repetimos, al levantarnos y celebrar el nacimiento de un nuevo día, una nueva oportunidad para seguir creciendo en Cristo nuestro Señor que, un día nació y cada día, nace de nuevo y crece desde el interior, en lo más profundo de nuestro Corazón.


Por cierto, la Estrella de Belén, La Gnósis procedente del Pleroma, no sé marchó, sino que bajó al Pesebe y se fusionó con el Niño Dios.


Aralba R+C


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