"El XIX, un Siglo de Mentiras"
-Reinventando la Historia-
Es en el Siglo XIX cuando insignes masones y esoteristas reinventan la Historia con el fin de dar cabida, en ella, la falsa génesis de sus historias "secretas"
Existe el dicho de que si una mentira se repite hasta la saciedad, ésta termina convirtiéndose en "Verdad". Evidentemente, eso jamás sucederá; pero sí es cierto que parecerá la verdad a los ojos de laayoría de la Población.
El Siglo XIX, gracias a las fabulaciones de la Masonería, la Sociedad Teosófica y otras organizaciones esotéricas, se creó, fundamentada exclusivamente en el mito, una nueva Historia. Una Historia, falsa de solemnidad; pero que ha llegado hasta nuestro tiempo con el pedigree de Verdad Indiscutible.
Así, hoy se tiene, a nivel general, una visión completamente distorsionada acerca de ciertos grupos humanos de la antigüedad; especialmente de la Edad Media: los templarios, los cátaros o albigenses, los caballeros templarios, el Grial, los rosacruces y hasta el propio e incierto origen de la Masonería.
Todos estos grupos, no se puede negar, tuvieron en su tiempo, salvo el Grial, invención del escritor Chrétien de Troyes, una existencia real; pero cuya verdad dista mucho de los mitos y leyendas que han llegado hasta nosotros en forma de realidad indiscutible.
Relacionar entre sí a todos los grupos medievales mencionados, reales y ficticios, es una pura invención de disparatados pensadores del Siglo XIX, con el fin de crear una genealogía apropiada a sus intereses literarios y de pensamiento. ¿Como conseguir darle a la Masonería una antigüedad más allá del Siglo XVIII, Tiempo de su verdadera creación en el 1717 londinense del "Ganso y la Parrilla"?; Pues afiliándose a grupos mucho más antiguos que enraizan su incierta Historia en el Mundo Medieval y cuyo origen resultaba, al menos en aquel entonces, como inescrutable o difícil de indagar.
Nos consta que haría falta mucho más que un voluminoso volumen para desentrañar, documentando, las grandes mentiras de la Humanidad que se pergeñaron en el Siglo XIX. Otro tanto, para realizar las biografías de aquellos que intervinieron en la construcción de ese Edificio, sin cimientos, de engaños y mentiras.
Tan solo esbozaremos alguna de esas abultadas mentiras, dejando a los verdaderos historiadores y a los sinceros investigadores de la Verdad, que sean ellos quienes la desentierren de la tumba de basura mentirosa en la que, con el tiempo, ha sido cubierta.
¿Existieron los Cátaros?, Sí; pero no.
¿Fueron los cátaros las personas que hasta nosotros ha llegado, que se dice que fueron?, No
¿La Historia que se cuenta, acerca de los cátaros, es verdadera?, En realidad consiste en una mezcolanza de una poca verdad y mucha mentira.
En primer lugar hay que decir que la Historia de los Buenos Hombres, Albigenses o Valdenses, es la Historia de la pervivencia, hasta la Edad Media, del Cristianismo Gnóstico Primitivo, a pesar de los muchos esfuerzos, realizados por la Iglesia de Roma, desde el Siglo Primero, para su total erradicación.
En realidad el nombre de Cátaros no es lo que nos cuentan hoy en día sino un abominable insulto relacionado con la posesión de gatos por parte de los herejes de Occitania, a los que cuidaban con amor, al contrario que la mayor parte de la Población que los veía como a criaturas del Diablo. Hasta tal punto esto es cierto que debido al intento de exterminar a los gatos es que Europa quedaría asolada bajo las miserias de la Peste negra, cuyo origen no fue otro que la proliferación de las poblaciones de rata negra. Los Albigenses, jamás se auto denominaron, a sí mismos, como Cátaros y, por lo tanto, no es adecuado llamar de tal modo a gentes que eran perfectísimos cristianos y que se encontraban en contra de ese Cristianismo prostituido de la Roma de los cardenales.
La Historia de los cátaros que ha llegado hasta el presente es una pura invención que se ha repetido, machaconamente, mediante los refritos literarios que se han venido sucediendo, desde el Siglo XIX y que no hacen otra cosa que repetir los mismos mitos y falsedades.
Por lo tanto, si existen gnósticos cristianos que, a sí mismos se autodenominan como Cátaros; es la prueba palpable de que nada tienen que ver con aquellos buenos hombres, cristianos gnósticos de pura cepa, que jamás se autonombraron como Cátaros o Perfectos, y que proliferaron, en determinadas partes de Europa, durante el Siglo XII y XIII fundamentalmente.
En realidad, lo poco que nos ha llegado, con cierta fidelidad, de los Albigenses y de sus muchas otras denominaciones como Bogomilos, Patarinos, etc, procede de la propia Iglesia; es decir, de los documentos de la Inquisición, del mismo modo que sucede con la Orden Templaria. Esto quiere decir que la información que poseemos, en modo alguno, es parcial y que se encuentra cargada de mala intencionalidad hacia unos herejes que eran extremadamente odiados por la Iglesia y, por inducción, de toda la Sociedad Medieval.
Por lo tanto, si se desea conocer la verdadera Historia de los gnósticos cristianos del Siglo XIII, que no de los inexistentes cátaros, habría que investigar en las fuentes que nos han llegado, intentando discriminar la verdad oculta en los legajos de todas las falsedades, inventadas por los inquisidores, con tal de llevar a personas inocentes hasta la muerte en la hoguera; pero, de ahí, a aceptar las miles de especulaciones inventadas e interesadas acerca de dichos grupos humanos, en el Siglo XIX, por determinados autores, nos parece algo de muy poca seriedad y que no aporta nada nuevo a la Verdad Histórica.
Muchos de los mitos cátaros están desmontados; pero aún así se repiten una y otra vez como si fuesen verdades aceptadas. Los episodios mencionados, por ejemplo, acerca del Castillo de Montsegur, jamás ocurrieron y se siguen mencionando. El asesinato de decenas de miles de Cátaros quemados dentro de pequeñas iglesias que no podían albergar más que a unos pocos cientos de feligreses, también es otra de las mentiras propagadas sin el más mínimo miramiento.
Con esto, en modo alguno, tratamos de disculpar las atrocidades cometidas por la Iglesia de Roma y sus secuaces contra grupos cristianos disidentes de la opinión mayoritariamente establecida a la Fuerza por Roma; pero entendemos que la especulación, la invención y la exageración de los hechos acontecidos, tampoco ayudan demasiado.
Así, si algún Grupo se denomina heredero espiritual de los antiguos cátaros, no me merece la más mínima credulidad; en tanto que eso cátaros jamás existieron salvo en la imaginación de los sanguinarios inquisidores y de aquellos que les prestaban atención.
Los nuevos cátaros no son otra cosa que una Secta más que intenta llevar el agua a su molino con las intenciones ocultas que ellos tengan y que no vamos a perder el tiempo en intentar dilucidar.
Sí existieron, y siguen existiendo, verdaderos seguidores de Cristo, cuyas doctrinas se remontan a los orígenes del Cristianismo Gnóstico. Unos verdaderos Cristianos prácticos que intentaban llevar el Amor al Prójimo como su bandera y que eran denominados, por su vecinos, como "Buenos Hombres". Unos buenos cristianos que iban predicando la Buena Nueva de la Salvación de Cristo, predicada por Jesús y sus apóstoles, en parejas de un Hombre y una Mujer. Predicación que realizaban donde buenamente podían: en mitad del campo, en el interior de viviendas ofrecidas para ello por los vecinos, o bajo el amparo de pequeñas iglesias de aldeas y pueblos.
¿Que la matanza se produjo durante décadas?. De eso no cabe la menor duda; pero no fue contra unos inexistentes cátaros inventados siglos después, sino contra cristianos, no católicos, de muy diferentes denominaciones, cuyo nexo de unión, entre todos ellos, era seguir las enseñanzas originales de Jesús el Cristo, ya fueran denominados Valdenses, Albigenses, Patarinos, Arrianos, Bogomilos, Buenos Hombres, Gnósticos, Herejes…, ahora "Cátaros"
Por favor, no te quedes con lo que unos pocos, interesadamente, escribieron y muchos otros repiten y repiten como si hubiese sido verdad. La Historia Cátara es una mera invención, basada en hechos reales; pero con unos intereses espúreos de Crear una Historia Oculta y paralela a la verdadera, a la que ocurrió en la realidad.
Cada vez que veas la palabra Cátaro, aparta tu mirada como si se tratara de la misma peste, porque solo obtendrás un cocido condimentado con una pizca de verdad y mucho de mentira, invención y falsedad.
Aralba R+C
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