miércoles, 15 de noviembre de 2023

18.- El Diablo no existe

 "El Diablo no existe"


-El Mal solo es una percepción subjetiva-


Se dice que las religiones abrahámicas son monoteístas; pero lo cierto es que, al igual que el Zoroastrismo, son religiones dualistas, en tanto que necesitan de una Entidad opositora al Amor de Dios, con el fin de explicar la existencia del Mal. En el caso del Zoroastrismo es la figura maligna de Ahrimán la que se opone a Ormuz y en el caso de las Abrahámicas es Satanás, el Diablo, el que se opone a Dios Jehová.


Desde el comienzo de nuestra vocación hemos predicado, como dijera Max Heindel, que "El Mal solo es Bien en Formación"; pero también hemos dicho que el origen del Mal es la Ignorancia. Hoy, ya podemos decir que el origen del mal es el olvido, la desmemoria que hace posible la ignorancia.


Durante mucho tiempo, hemos apostado por una acción consciente de los arcontes, fuerzas automáticas de la Física Natural; pero con el tiempo, y tras nuestra minuciosa investigación filosófica, hemos llegado a la conclusión de que otorgar el origen del mal a un personaje, ya sea Ahrimán, Satanás Jehová u otros, es un craso error. El otorgar el Mal a determinados personajes tiene el mismo origen del Coco para asustar a los niños; se trata de una invención doctrinal más para manipular a las personas.


Una Persona bien informada y que tenga Fe; en modo alguno podrá ser una mala persona, dado que carece de ignorancia y, por lo tanto, recuerda su verdadero Ser. Un Ser que es una célula emanada del Pleroma y regida por la Unigénita Ley del Amor. No hablamos de erudición sino de la sabiduría propia que concede la Gnósis de Cristo.


Ya hemos visto muchas veces que los arcontes funcionan de un modo automático y son inamovibles; es decir, no pueden ser coaccionados para que realicen otra función que no sea la suya; pero sí pueden ser manipulados para que su Fuerza y Poder discurran en sentido contrario al previsto por la Naturaleza. Un caso que sirve de ejemplo es la Fuerza Atómica que tiene su natural función en el Cosmos; pero el Ser Humano ha sabido como manipular esa Fuerza orientada a la devastación y también a la generación de Energía Eléctrica.


No, no existe una Fuerza externa generadora de Mal. No existe un tentador que nos orienta continuamente a hacer las cosas mal y al contrario de cómo deberíamos de hacerlas; pero, entonces, ¿De donde procede esa percepción generalizada de que algo maligno revolotea sobre nuestra cabeza, confundiéndonos y dirigiéndonos por mal camino?, ¿Qué sucede, también, con las denominadas posesiones diabólicas?


Todo sucede dentro de nosotros, en una batalla por los yoes que conforman nuestra Personalidad y que intentan mostrar, cada uno de ellos, que tiene la respuesta al problema presentado. Así, se provoca, dentro de la Mente, un galimatías a modo de canto de grullas y que el Yo Líder, el que manifestamos conscientemente, mal entiende como una agresión externa fruto de fuerzas demoníacas.


El no recordar nuestra verdadera Naturaleza es el Problema y el único Pecado Original posible y que es fuente primigenia de todos los males. Mientras nos empeñemos en buscar culpables externos a las cosas malas que nos sucedan, estaremos perdiendo un valioso tiempo al estar mirando a otro lado diferente de donde se encuentra el Problema.


El Mal no vive en nosotros, solo la Ignorancia y el miedo que, como consecuencia, nuestros yoes se encuentran, ansiosamente, a la defensiva. De veras, mientras antes entendamos que el Mal es una Entelequia, como el Diablo o el Infierno como lugar de castigo eterno, antes nos encontraremos en condiciones de retornar al Camino del verdadero Conocimiento.


Solo existe un Dios que manifiesta su creación mediante una diferencia de potencial que requiere de la dualidad y por el que la Vida puede nacer y prosperar; pero eso no quiere decir que una de las polaridades, imprescindibles, sean una buena y la otra mala. Esa es una falsa dicotomía. El arriba y el abajo son imprescindibles para conformar un volumen, como el adelante y el atrás. 


El Mal solo es una percepción subjetiva debido a una falta de información que, al mismo tiempo, es debida a un olvido primigenio, que es el origen de toda subjetividad e informaciones incompletas.


La falta de Conocimiento provoca en nosotros ansiedad, miedo a lo desconocido y nos invita a estar, continuamente, a la defensiva esperando algún tipo de ataque en cualquier momento. El Miedo es nuestro verdadero Enemigo y la fuente de todo el mal que, inconscientemente realicemos. Un mal que siempre nos retorna con la misma polaridad y al no reconocer cual es su natural procedencia, nosotros mismos, lo identificamos como procedente del exterior, de una supuesta fuerza maligna que, llegado el caso, puede resultar agobiante e identificada con algún tipo de acoso de fuerzas o entidades externas.


Ya lo hemos comentado en diversas ocasiones; que la sensación, también subjetiva, de posesiones diabólicas no es otra cosa que una desestructuración de la Personalidad debida a la guerra interna que tienen los yoes por prevalecer y ocupar el puesto de liderazgo. Todas esas voces son nuestras, no proceden de algún malvado Ente externo.


Ciertamente, algunas veces y sin querer, nos referimos, como algo muy real, al hablar del falso Demiurgo, de los malvados arcontes o del Diablo o Arihman; pero debemos de entender que solo se trata de arquetipos psicológicos y que intentar entablar batalla contra ellos, posee el mismo valor que cuando Don Alonso Quijano, el Quijote de Cervantes, acometía contra molinos de viento confundiéndolos con perversos gigantes; eso solo es un signo de Locura y la Locura es una prueba inconfundible de que la Personalidad se encuentra desestructurada porque los yoes se pelean, entre sí, por determinar quién lleva la voz cantante.


Recuerden que, a partir de ahora, cuando nos refiramos al mal o a determinados personajes maléficos, como algunos arcontes, entiendan que son subterfugios lingüísticos para mostrar arquetipos simbólicos.


Recuerdenlo bien: el Mal no existe, Satanás o el Diablo no existen y el Infierno es un invento para manipular las voluntades humanas. Solo existe Conocimiento y Fe o Desconocimiento e ignorancia. 


En definitiva, recuerden que el "Mal" solo es un Arquetipo más, y que la mejor medicina para combatirlo es el Conocimiento; es decir, el Recordar y como bien dijese el Maestro Platón: no se estudia para aprender cosas nuevas sino para recordar las cosas olvidadas.


Estudio, estudio y más estudio. Esa es la única medicina para prevenir el "Mal".


Aralba R+C



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