12.- El Tarot

  "Tarot"

-¿Llegó la hora?

En nuestro Libro, Kaos Quántico, que podéis encontrar en uno de los grados del Colegio Invisible de la Rosacruz, en su cuarto volumen, se hace una entrega, tipo cosmovisión, basada en una meditación en cada una de las cartas de los arcanos mayores del Tarot; es decir, contamos una Historia inspirada en las imágenes marsellesas.

En principio, el Tarot poco o nada tiene que ver con la Fraternidad de los Rosacruces, al menos en sus orígenes; pero el Tarot, sí es cierto que posee algo en común con la Tradición emblemática típica de los siglos XVI y XVII; y de la que fuera, su máximo exponente, Michael Maier con su "Fuga de Atalanta"

El Tarot, al contrario de lo que supusieron algunos rosicrucianos anglosajones y Francos, del Siglo XVIII, no procede de Egipto, mal que les pese a todos los diseñadores de Tarots egipcios. El Tarot más antiguo que se conoce es el denominado como Vizconti; y del que, hasta hace bien poco, solo se tenían unas pocas imágenes; es decir, era un mazo incompleto. El Tarot más popular, antes de la Golden Dawn del Siglo XX, fue el Tarot de Marsella y en el que está basado nuestra propia baraja española.

La confusión de los primitivos investigadores del Tarot procede de dos fuentes principales; en primer lugar el nombre, tan parecido con Toth, el nombre del Dios dado por los egipcios al Hermes Griego; es decir, el "Mensajero de los Dioses". La otra fuente que confundió a los primeros investigadores fue el supuesto origen egipcio de los gitanos, quienes fueron los que popularizaron la echada de cartas con el fin de leer el porvenir. Con el tiempo, se demostraría que el Pueblo Romaní era originarios de la India. Sí, el Tarot procede de la India y se trata de algo muy difícil de rebatir. Por lo tanto, los tarots egipcios, en origen, proceden del Siglo XVIII y del afán ocultista de afiliar a la Rosacruz y a la Masonería con el Egipto Faraónico.

Los tarots "rosacruces", propiamente dichos comienzan a aparecer a finales del Siglo XIX y principios del Siglo XX. En Francia de la mano de la Rosacruz Cabalista y en el Reino Unido de la mítica Golden Dawn y de la que salieron diferentes mazos; de entre los cuales, el Tarot Rider de Arthur E. White sobresale, no solo por su realismo y belleza sino por su indudable inspiración Rosicruciana. Tenemos, además tarots con estampillas en blanco y negro, como son los de los "Constructores del Aditum" (BOTA) y el de la "Societas Rosicruciana In America" (Una versión estadounidense de la Golden Dawn) diseñados para que los estudiantes las colorearsen por ellos mismos y otros bellamente pintados por diseñadores y artistas de un gran prestigio.

El Tarot, como los antiguos libros de emblemas mudos, muestra una serie de imágenes arquetípicas que funcionan como disparadores de la Imaginación; de la Intuición diríamos en ámbitos iniciáticos.

El Tarot no solo se usa, por los videntes, para adivinar el Futuro o por los ocultistas con el fin de meditar en profundidad; sino que, muchos escritores, algunos de ellos famosos, lo usan como medicina contra el síndrome del folio en blanco. Cualquier tirada de las cartas del Tarot nos cuenta una Historia diferente y dado que la mayoría de los mazos están constituidos por 78 cartas, tenemos que las historias que se pueden descubrir gracias al Tarot son infinitas.

Una sola carta ya puede inspirar la mente humana para imaginar una historia, dos cartas, tres, cuatro…, así hasta las 78 te cuentan otras tantas historias diferentes; pero las infinitas variantes procede de barajar la cartas y dejar que los naipes surjan de forma aleatoria y desorganizada, con los cual es prácticamente imposible que existan dos lecturas de Tarots exactamente iguales. Éste asunto se complica mucho más si tenemos en cuenta que las cartas poseen una lectura diferente, también, si las cartas aparecen invertidas.

En general, para los principiantes, existen miles de libros donde se ofrece una determinada interpretación de cada uno de los naipes; es decir, lo que significan en una tirada; pero esto solo es válido para aquellos que se están iniciando en la compleja disciplina del Tarot, aunque solo sea como medio de ayudar en la meditación. Los ya iniciados expertos, se encuentran liberados de dicha doctrina para principiantes y lo que las cartas les inspira, no depende solo de la carta en sí, sino también del estado emocional en que se encuentre el tirador de cartas; dicho de otro modo: No siempre las mismas cartas significan las mismas cosas.

El que los naipes del Tarot hayan sido relacionados con la cábala judía y, por consiguiente, con las propia letras del alfabeto judío, viene a cuento de que el Árbol de los Sephirot y cada una de sus esferas (Sephira), también son instrumentos arquetípicos que funcionan como disparadores de la Intuición; lo que es básico y fundamental en la Meditación Espiritual.

Aquí no vamos a entrar ni en el significado de lo que significa cada naipe, ni en los métodos de tiradas y su diferente interpretación; pero nos atrevemos a aconsejar, para aquellos que estén interesados, el magnífico libro de Alejandro Jodorowski sobre el Tarot de Marsella.

Recordad una cosa, mis Fratres y sorores, no existe una única baraja que pueda servirles, para la meditación, a los estudiantes rosacruces. Cada uno, seguro, que se identificará más con un mazo del Tarot que con otros; y ese será el tarot que cada uno podéis considerar, para vosotros, como vuestro Tarot Rosacruz.

El Tarot Raider, por ejemplo, es en exceso explícito y quizá, para muchos, resulte demasiado dogmático; es decir, que límite que la imaginación vuele en libertad. En ese sentido, la mayoría de los grandes iniciados, prefieren el antiguo Tarot de Marsella que, quizá, posea una interpretación, por parte del Lector, mucho más complicada; pero mucho más abierta a su libre interpretación. 

Respecto al Tarot de Vizconti, consideramos que, a pesar de poseer algunos naipes muy antiguos, se puede considerar como un Tarot moderno, en tanto que la mayoría de sus naipes son invenciones modernas al no habernos quedado ejemplos de como habían sido originalmente; es decir, se ha producido una reinterpretación basada en la imaginación y no en un estudio histórico científico; en tanto que no nos han quedado rastros arqueológicos completos.

Aralba R+C