miércoles, 15 de noviembre de 2023

8.- Entre conspiranoicos y políticamente correctos

  "Entre conspiranoicos y políticamente correctos"


-La dicotomía de la demagogia-


O eres blanco o negro, como si no hubiese grises. Eres rojo o azul como si no hubiese más colores en el arco iris. Así, o eres un conspiranoico o políticamente correcto y, lo gracioso, es que serás una u otra cosa dependiendo del punto de vista de quienes tratan de juzgar.


Un conspiranoico no es alguien que cree en las teorías de la conspiración, que haberlas haylas, sino aquel que ve conspiraciones por todas partes y si no, se las inventa. Ser conspiranoico es una condición psicológica relacionada con la paranoia y la magufería.


Por otro lado, alguien políticamente correcto, que es algo mucho peor, no es aquel individuo que sopesa con prudencia y cautela todo aquello que llega a sus sentidos; sino ese otro que se suma, por comodidad, a la visión común más generalizada, aunque sea evidente su incorrección.


Así, gracias a los medios de desinformación y manipulación masiva, tenemos, por un lado a los fans de las conspiranoías y por el otro a los fans de lo que dicta el Poder sin que se ponga en entredicho, a pesar de su evidente incorrección o falsedad.


Es como si alguien pretendiera mantener, siempre, enfrentada a la ciudadanía en cuestiones baladíes y sin relevancia alguna. Tanto las conspiranoías como los asuntos políticamente correctos son pasatiempos que pretenden mantener a la gente entretenida en una confrontación permanente.


Las conspiraciones existen en tanto que manipulación de la Verdad con la intención de condicionar las mentes humanas. Algunas conspiranoías son bastante creíbles para cualquiera que no conozca un asunto en concreto; pero la mayoría son asuntos infumables y muy lejanos a la razón y al sentido común. 


Así podemos ver una conspiración plausible, casi demostrada, en la muerte como asesinato de Estado, de Marilyn Monroe. Sin embargo, asuntos como la Tierra Plana, los reptilianos o la no llegada del Ser Humano a la Luna, caerían en el ámbito de las conspiranoías más ridículas. Ciertamente, por ejemplo, la NASA miente, en tanto que todo el mundo miente; pero afirmar que la NASA siempre miente, de forma sistemática, es una falacia conspiranoíca.


Por otro lado, lo políticamente correcto es una característica de personas bien informadas; pero hipócritas o cobardes, ya sea debido a intereses particulares o por miedo a discrepar y, como poco, a ser señalado. Así, que si el común de los mortales dice blanco aunque sea crema, gris o marfil; pues nada, no hay problema, para qué discutir, es blanco y no hay problema. Si todo el mundo piensa que es blanco, la Persona políticamente correcta, aunque no lo vea blanco dirá que, como todo el mundo, lo ve blanco. Éste Tema está muy bien ilustrado en el Cuento "El Traje del Emperador".


Así, el Sistema mima tanto a los conspiranoicos como a los políticamente correctos; en tanto que ambos, por diversos motivos, por ignorancia o comodidad, miran para otro lado mientras los gobiernos actúan impunemente en contra de los propios ciudadanos; es decir, dado que la gente está embarcada con sus rollos, no molestan a quienes tienen la facultad de administrar, como poco de forma errónea nuestros países, los políticos, que en realidad trabajan para quienes les financian sus carreras políticas. 


Por el contrario, aquellos que se atreven a denunciar las verdaderas conspiraciones son censurados, silenciados y, como poco, ninguneados y marginados; convirtiéndose en las diversas voces que claman en el desierto. Estas Personas, conscientes y despiertas, terminan por ser vistas como bichos raros y que no saben lo que dicen o hacen; siendo literalmente crucificados a nivel mediático; que es lo mismo que si fuesen eliminados; cuando, paradójicamente, son quienes honestamente predican la verdad de que el Emperador está en pelota picada. 


Aralba R+C


 



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